La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide y el Museo Nacional de Antropología (MNA) fueron galardonados en la más reciente edición de los Premios Princesa de Asturias, en una ceremonia celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo, España.
Durante el evento, encabezado por el rey Felipe VI, la artista recibió el Premio de las Artes, mientras que el MNA fue distinguido con el Premio de la Concordia.
En su discurso, Iturbide destacó que su obra es un reflejo de su país y rindió homenaje a su maestro, Manuel Álvarez Bravo. “Mi fotografía es tan solo un reflejo de México, de lo que veo en mi país. La parte más conocida de mi trabajo retrata el mundo indígena de México”, expresó ante la presencia de la reina Letizia y las infantas Leonor y Sofía.
La fotógrafa, considerada una de las figuras más importantes de la imagen contemporánea, compartió que ha dedicado “medio siglo” a observar el mundo “por una ventanita de apenas unos centímetros cuadrados”, y subrayó que la fotografía no es la verdad, sino una interpretación de la realidad que depende del conocimiento, la emoción y la intuición del artista.
“Todo lo que fotografié a lo largo de mi vida me ha llenado el espíritu y me ha impulsado a repetir el proceso una y otra vez. La fotografía me permite comprender lo que veo, lo que vivo y lo que siento; es también un pretexto para conocer el mundo y sus culturas”, señaló.
Sobre la relación entre su obra y el público, Iturbide afirmó: “Si al ver mis fotos la gente dice: ‘Esto es México’, yo respondo: ‘No, esto es Graciela Iturbide’. Pero no me siento dueña de mis imágenes; algunas ya forman parte del imaginario mexicano”.
La artista recordó además su profunda conexión con las comunidades indígenas del país, a las que ha retratado durante décadas, y subrayó que su identidad, al igual que la de la mayoría de los mexicanos, surge de la fusión de dos culturas. También evocó la llegada de intelectuales y artistas españoles exiliados tras la Guerra Civil, quienes enriquecieron la vida cultural mexicana.
“No me gusta que digan que mi fotografía es mágica; prefiero pensar que tiene una dosis de poesía”, comentó la fotógrafa, quien cerró su intervención recordando el consejo más valioso de Álvarez Bravo: “No hay que apresurarse; hay tiempo, hay tiempo.”
El jurado reconoció la mirada innovadora y la profunda carga simbólica en la obra de Iturbide, capaz de transitar “de lo primitivo a lo contemporáneo, de la crudeza social a la magia del instante”.
Finalmente, la artista celebró que el arte fotográfico “no conoce fronteras ni necesita pasaportes”, destacando la libertad creativa como un valor esencial frente a los intentos de limitar el pensamiento y la expresión artística.



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